INTRODUCCIÓN
Aquellos bebés que nacen de forma prematura suelen ser de bajo peso, presentando diversas consecuencias como: asfixia
perinatal, aspiración de meconio, hipotermia, hipoglucemia, hipocalcemia y
policitemia. Estos bebés
tienen mayor probabilidad de desnutrición posnatal y es probable que su talla
final sea menor a la esperada, por lo que es necesario alimentarlos de una manera exclusiva para que su crecimiento y desarrollo sea el más óptimo posible.
La
alimentación enteral mínima es recomendable en casos de bebés prematuros con un peso menor a 1500 g. Su finalidad es preparar al intestino para favorecer la producción
de hormonas y péptidos, favorecer la maduración de la peristalsis y de la
mucosa intestinal. De preferencia debe llevarse a cabo con leche
materna, ya que tiene un efecto protector.
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